Las Clases, ¿en casa o en el colegio?

http://www.youtube.com/watch?v=yXW9NDlTwTM&feature=player_embedded

viernes, 21 de mayo de 2010

Bizcocho de plátano ( Banana Bread)

Raquel ha hecho por primera vez ella solita esta receta.

BANANA BREAD (BIZCOCHO DE PLÁTANO).

1 taza de azúcar
1/3 taza de mantequilla
2 huevos
1 1/2 taza (3 o 4 plátanos) de plátanos muy maduros machacados.
1/3 taza de agua
1 2/3 de taza de harina (nosotros usamos integral pero puede ser normal)
1 cucharadita de café de bicarbonato
1/2 cucharadita de café de sal.
1/4 cucharadita de café de levadura
1/2 taza de nueces (opcional)

1- Batir el azúcar y la mantequilla.
2- Añadir los huevos y batir.
3- Añadir los plátanos y el agua y batir.
4- Añadir el resto de los ingredientes.
Untar un poco de aceite y harina en el molde para que no se pegue. Poner en el horno a 200ª C, durante unos 40-45 min, depende de cada horno. Pinchar con un palillo en el centro hasta que salga limpio.
Cortar en rebanadas y sabe mejor si le untas mantequilla antes de comerlo.
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HOGARES CON CLASE

Entrevista a Azucena Caballero y Ketty Sánchez.

Salió en el Suplemento V en 14 diarios por todo el país.

Hogares con clase

Los padres que han sacado a sus hijos de la escuela para educarlos en casa defienden que estimula su creatividad, pero la Administración llega a perseguir esta fórmula. MI COLE ES MI CASA Lunes 03.05.10

04 V EL DIARIO VASCO.

BORJA OLAIZOLA

En el hogar del matrimonio formado por Ketty Sánchez Y Michael Branson se escuchan muchos idiomas. Sus cuatro hijos, con edades comprendidas entre los 14 y los 8 años, se desenvuelven con soltura en castellano, inglés y euskera, y hacen sus pinitos con el francés y el alemán.Algunos de los mayores, además, son capaces de tocar el piano, el violín y experimentan por su cuenta con la flauta travesera. Los Branson son una de las más de dos mil familias que en España han optado por educar a sus hijos en su propia casa. Hace tres años les sacaron del colegio y se organizaron de tal forma que uno de los miembros de la pareja les daba clases por la mañana y el otro por la tarde.

Su dilatada experiencia laboral –los dos trabajan en la enseñanza– les permitió acometer la aventura con una sólida base pedagógica pero no les preparó para lo que se les vino encima: un acoso administrativo en toda regla que estuvo a punto de colocarles ante un juez acusados de un delito de abandono de familia. «Cuando nos llegó la notificación de que la Fiscalía se planteaba actuar contra nosotros por educar en casa a nuestros hijos –recuerda Ketty Sánchez– nos asustamos pero también nos indignamos. Nos parecía del todo injusto que nos tratasen como a delincuentes por tomar una decisión así».

Los Branson no han sido los únicos que han tenido problemas con la Administración por educar a sus hijos en el hogar, una práctica que en inglés se conoce como ‘homeschooling’. Azucena Caballero, vicepresidenta de la Asociación para la Libre Escolarización (ALE), contabiliza al menos una decena de casos similares en España en los dos últimos años. «Los poderes públicos –explica Caballero– recelan de las familias que no llevan a la escuela a sus hijos porque no hay ninguna norma que reconozca explícitamente ese derecho. Cuando a la Administración le llega la noticia de que una familia ha sacado a sus hijos de la escuela suele enviar al hogar a alguien de Bienestar Social para verificar si los niños están bien y comprobar que no se trata de un caso de abandono. Si el empleado ve que todo está en orden generalmente el caso se archiva. Algunas veces, sin embargo, hay funcionarios que siguen adelante y elevan el expediente a la Fiscalía, que realiza unas diligencias y elabora un informe con una imputación por delito de abandono».

Ante un juez

Con la familia Branson ocurrió lo que suele pasar con casi todos los escritos que redacta el Ministerio Público en casos parecidos: se archivó y la acusación no siguió adelante. Sin embargo, el año pasado una familia de Teruel que había decidido desescolarizar a dos de sus tres hijos para educarlos en casa tuvo que sentarse en el banquillo. Los padres fueron absueltos pero la fiscal del caso recurrió el fallo. Una nueva sentencia dictada hace unos meses dejó claro que «la falta de escolarización de los menores, cuando viene motivada por una libre decisión de los padres, no es susceptible de integrar el tipo penal del delito de abandono de familia». «Yo entiendo –razona Ketty Sánchez– que la Administración debe velar y cerciorarse de que los niños estén bien atendidos cuando dejan de ir a clase, pero de ahí a acusarte de un delito y ponerte delante de un juez hay una distancia demasiado grande. No queremos que se regule la enseñanza en casa pero sí que haya un reconocimiento del derecho que asiste a los padres a educar a sus hijos en su hogar». Tras el archivo de las diligencias contra su familia, la propia Sánchez compareció ante una comisión del Parlamento Vasco –las autoridades educativas de esa comunidad se han mostrado especialmente beligerantes con el ‘homeschooling’– para reivindicar un cambio normativo. «Me dijeron que iban a estudiar posibles fórmulas pero han pasado ya tres años y no han vuelto a dar señales de vida».

La familia Branson, que hasta ahora había residido en Irún, se ha trasladado este curso por razones laborales a la localidad cordobesa de La Carlota. El matrimonio mantiene las rutinas pedagógicas que empezó a aplicar cuando en 2007 sacó a sus hijos de la escuela. «Por las mañanas se quedan con Michael, que se encarga de enseñarles asignaturas de ciencias. Durante dos o tres horas les explica matemáticas, física o biología. Lo hace en inglés porque es norteamericano y es su lengua materna, y porque queremos que lo dominen. Por las tardes me encargo yo, que les hablo de literatura, lengua española y arte, generalmente en castellano». Tres años de experiencia han multiplicado los recursos pedagógicos de los padres. «Al principio éramos muy rígidos y con el tiempo hemos ido flexibilizando nuestros esquemas de forma que se puede decir que aprenden casi jugando. Internet nos ha abierto un mundo de posibilidades porque ofrece infinidad de recursos, sobre todo en inglés». Los niños son matriculados en un colegio de California que hace un seguimiento a distancia de su evolución académica y obtienen un título que luego es homologado ante las autoridades educativas españolas.

Tanto Ketty Sánchez como Azucena Caballero, que también educa en su propia casa de Badajoz a sus tres hijos, coinciden en que el ‘homeschooling’ brinda la oportunidad de estimular la creatividad y la curiosidad de los chavales. «Los centros escolares –dice la segunda– generan cierta apatía con respecto al conocimiento, se podría decir que matan la curiosidad. Tú tratas de enseñar a los alumnos de un instituto algo nuevo y en vez de agradecerlo ponen caras de cansados; lo que debería ser un estímulo para su curiosidad se termina convirtiendo en algo aburrido». La vicepresidenta de ALE no cree que educar en casa requiera unas aptitudes excepcionales. Reconoce, eso sí, que exige disciplina y ciertos sacrificios. «Es una cuestión de prioridades porque tienes que dedicar a tu hijo mucho más tiempo que cuando le mandas a la escuela», dice Azucena Caballero. «En nuestro caso vimos claro desde el principio que lo más importante para nosotros era sacarlos de la escuela y ocuparnos personalmente de su educación y nos organizamos con ese propósito». ¿Y qué razones llevan a unos padres a asumir el papel de la escuela? «Vimos que el colegio nos aportaba poco y nos quitaba mucho, que en definitiva no nos ayudaba al tipo de formación integral que queríamos para nuestros hijos».

¿Estudiar en casa es mejor que hacerlo en la escuela?

Familias, abogados y psicólogos no se ponen de acuerdo

YOLANDA VEIGA

Universidades como Harvard y Yale reservan algunos de sus cotizados pupitres a chavales que no han pisado nunca un colegio. Allí a los ‘homeschoolers’, niños que han sido educados en casa por sus padres, se les presupone tanto o más preparados que a aquellos que han completado el ciclo formativo convencional. En Estados Unidos e Inglaterra estudiar en el hogar es legal. En España no es ni legal ni ilegal. Simplemente no está regulado. Lo intentaron el año pasado en Cataluña, aprovechando que redactaban una nueva Ley de Educación. «Nos lo pidieron muchos colectivos, pero nos dimos cuenta de que ahí no teníamos competencia», explican desde CiU. El Ministerio de Educación se muestra parco en explicaciones. «La LOE habla claramente de la escolaridad obligatoria entre los 6 y los 16 años». «Pero ¿qué entendemos por escolarización? porque no señala exactamente que el niño se tiene que apuntar en la escuela». La reflexión la hacen desde CiU. El debate no es nuevo. «Hay una situación de confusión. La Constitución protege el derecho a la educación de los niños y nosotros siempre hemos entendido que eso se hace en la escuela pero es evidente que los jueces no lo entienden siempre así», advierten en el departamento vasco de Educación. Prueba de ello, dicen, es que «cada vez que hemos denunciado algún caso de éstos, se ha fallado a favor de la familia porque el juez ha interpretado que esa desescolarización no obedece a una circunstancia de abandono, sino a que el proyecto educativo se está garantizando en casa. No conocemos ninguna sentencia que castigue a los padres», abundan.

Como en la legislación actual el ‘homeschooling’ no está regulado, hay que estudiar caso por caso. Normalmente ocurre que el colegio, el vecindario o los servicios sociales sospechan de un posible caso de absentismo escolar y lo denuncian ante la Fiscalía de Menores, que entonces debe juzgar a los padres. «Nuestra labor es comprobar si los progenitores están incumpliendo sus deberes. Si al niño le están educando y no hay abandono o desamparo no hay delito», explica un responsable de la Fiscalía de Menores.Atienden «muy pocos casos de ‘homeschooling’».Uno de éstos, el de la familia de Irún que desescolarizó a sus cuatro hijos hace tres años y quedó libre de culpa. En su argumentación jurídica el Ministerio Fiscal reconocía que educar en casa «no está regulado legalmente», pero advertía de que «tampoco existe una figura penal que sancione tal conducta».

El ‘homeschooling’ queda así en un limbo incómodo. Hay que regularlo, claman las familias. «Así dejarían de considerarnos poco menos que ‘pirados’ o hippies».No son ni una cosa ni otra. Lo que ocurre es que no están de acuerdo con la metodología de los colegios convencionales «donde todo son órdenes y presión. Se les obliga a todos a aprender lo mismo a la vez, a memorizar y vomitarlo en un examen para obtener un título», argumenta Marta Gómez, de 41 años y madre de tres niños de 6, 5 y 2 años que no van a al colegio. Es la vicepresidenta de la ‘Asociación para la libre educación’ (ALE), que aglutina a unas 250 familias ‘homeschoolers’ de España. Defiende que los chavales aprendan «guiados por su interés» y entiende que el actual sistema educativo «encorseta». «En Finlandia aprenden a leer y escribir a los 7 años y hasta entonces sólo van al colegio a jugar Y ese país es un ejemplo en resultados educativos».

«Alguna vez tendrán que relacionarse»

Razones para no llevarles a la escuela existen muchas. «Hay familias que creen que el sistema educativo es un reflejo de una sociedad de consumo y competitiva, que se pierde mucho tiempo en mandar callar a los niños, en hacer que se sienten…, que se prima el aprendizaje memorístico y poco creativo. Pero también hay padres que quieren alejarles de los peligros que perciben en el entorno escolar, como el sexo o las drogas, o personas que en la infancia sufrieron ‘bullying’ y no quieren que sus hijos pasen por ello…», enumera Madalen Goiri, que prepara una tesis doctoral sobre este tema.

En el otro extremo, quienes no conciben que los niños se eduquen fuera de las aulas aluden a un hipotético problema de socialización. «La escuela es más rica vivencialmente y es el entorno idóneo para aprender», resume María Antonia Álvarez, psicóloga con treinta años de experiencia en el campo educativo. No ve «grandes ventajas» a la educación en casa, aunque tampoco se atreve a diagnosticar que estos menores tendrán dificultades en sus relaciones futuras.

«Podría ser un hándicap», se limita a advertir. «En algún momento tendrán que relacionarse con la sociedad. En clase pasan seis horas al día durante nueve meses relacionándose con otros. Eso es importante», advierte. El ‘homeschooling’ goza de una gran tradición en los países anglosajones, que ofrecen todo tipo de facilidades a los padres que quieren educar a sus hijos en casa. Se estima que en torno al 2,5% de las familias estadounidenses prescinde de la escuela para la educación y en el Reino Unido hay incluso ayudas públicas a disposición de los progenitores con vocación de profesores. No es por ello extraño que un chaval británico de 14 años educado en su casa se haya convertido en el alumno más joven que admite la Universidad de Cambridge, una de las mejores del mundo en el campo de las ciencias.

A Cambridge con sólo 14 años. EL UNIVERSITARIO MÁS JOVEN

El chaval se llama Arran Fernández y es hijo de un economista político y una traductora holandesa. A los dos años ya leía perfectamente y era también capaz de hacer sumas y restas. Su padre está convencido de que el sistema de aprendizaje ha sido el más correcto para su hijo. «Hemos procurado estimularle al máximo desde pequeño planteándole problemas matemáticos e intelectuales durante las comidas pero sin presionarle en absoluto y combinando el aprendizaje con actividades como el circo, el juego con sus amigos o la lectura de cuentos para niños», ha declarado a los periódicos ingleses.

ES LEGAL EN…

Hay muchos países que tienen legislada la educación en casa

_Reino Unido: 20.000 familias.

_Portugal: Los niños tienen evaluaciones a los 4, 6 y 9 años.

_Italia: Los padres han de demostrar capacidad económica y técnica para asumir la

enseñanza.

_Francia: Convocatorias libres para la obtención de títulos.

_Hungría: Dos exámenes al año.

_República Checa: Hasta los 12.

_Rusia: Reciben los libros gratis.

Ketty Sánchez, Madre

«No es justo que te traten como a un delincuente por educar en casa a tus hijos»

Azucena Caballero, Madre

«La escuela convencional no estimula la curiosidad de los niños; acaba con ella»

«No somos ‘hippies’ ni pirados»

miércoles, 12 de mayo de 2010

¿Por qué compramos juguetes?

Imagino que mas de uno se pregunta de vez en cuando por qué compramos juguetes si los niños juegan con ellos un rato y acaban jugando con las cajas.

Eso mas o menos nos ha vuelto a pasar esta semana. Estamos llenando las casa de cajas debido a que nos mudaremos el mes que viene. Pues hace un par de días que tres de mi hijos, la mayor ya es muy mayor :-)para esto, cogieron las cajas y se metieron en una habitación que tenemos casi vacía. Formaron según ellos un fuerte alrededor de la pequeña habitación. Y se pasaron horas jugando dentro.

No conforme con ello, Mikey, el más pequeño, puso un par de mantas, su almohada y decidió pasar allí la noche. No le importaba que el suelo fuera durísimo, o dormir solo en esa habitación. Estaba tan orgulloso con su fuerte y lo bien que se lo había pasado dentro, que no podía ni siquiera salir de allí, quería alargar su estancia en esta "mansión" a sus pequeños ojos.

Y en estas fotos podéis ver cómo y dónde me lo encontré esta mañana. Me maravilla lo poco que un niño necesita para ser feliz.