Las Clases, ¿en casa o en el colegio?

http://www.youtube.com/watch?v=yXW9NDlTwTM&feature=player_embedded

miércoles, 16 de junio de 2010

Educación y Libertad

Entrevista a Laura Mascaró sobre su libro "Educación y Libertad".

jueves, 3 de junio de 2010

El cole en casa

Sale mañana en los quioscos en Alba.

http://www.albadigital.es/2010/06/03/educacion/el-cole-en-casa/

No es educación a distancia ni una moda antisistema. La educación en casa, también conocida como homeschooling, es la alternativa preferida por muchas familias -dos millones de niños en Estados Unidos y más de 2.000 familias en España- de todas las clases sociales y creencias.

ALBA ha hablado con algunas de ellas de las que trasladamos muchos testimonios pero pocos nombres. ¿El motivo? En España este tipo de educación no es legal, aunque tampoco ilegal; simplemente no está regulado y las familias se encuentran a menudo con problemas con la Administración, que llega a acusarles de abandono de los hijos y a éstos de absentismo.

Pero, ¿se puede llamar despreocupados o acusar de abandono a unos padres que protegen a sus hijos de lo que consideran una educación corrupta? Es el caso de una de las familias consultadas por ALBA. Desde hace años el matrimonio tiene a sus diez hijos escolarizados en casa. Los niños llevan uniforme - “uno cómodo y económico”-, se levantan temprano para rezar laudes junto a sus padres y estudian con su madre hasta el mediodía. Por la tarde continúan con sus clases y dos días a la semana tienen una profesora particular de matemáticas. Van al conservatorio y realizan actividades y, una tarde a la semana, se reúnen con otros homeschoolers.

Orden y disciplina

Al preguntarles por qué optaron por este tipo de educación, los padres explican que el problema actual no se llama Educación para la Ciudadanía, sino que hay una ideología que “permea todo el currículum, los libros de texto e incluso la mentalidad del profesorado”. “No hay tiempo para deshacer los entuertos de una mala educación recibida fuera de casa; no es tan fácil contrarrestar o explicar lo que en clase se ha dado equivocadamente”.

Por eso protegen a sus hijos de esa contaminación estatal a base del sacrificio que supone hacer homeschooling: con frecuencia renunciar a una fuente de ingresos, buscar la colaboración de tutores, recopilar material escolar y formarse los padres para instruir a los niños.

Sobre los peligros de falta de socialización y contacto con la realidad -dos de las críticas más comunes al movimiento- estos padres aseguran que sus hijos se relacionan normalmente “no sólo con niños de su edad, sino con personas de todas las edades pues están insertos en la vida real de la comunidad vecinal y parroquial”.

Aseguran que España es una país privilegiado para esta socialización espontánea por la vida tan rica que hay en la calle y creen que, al igual que cualquier otro niño, sus hijos saben qué es el orden y la disciplina porque lo viven en su casa. Apoyada en su fe católica, esta familia de doce miembros copia el modelo educativo de santo Tomás Moro (educó a sus hijos en casa), o de San Juan Crisóstomo y Santa Maravillas, pioneros homeschoolers.

El caso de la familia de Ketty Sánchez -decimos su nombre porque ya ha superado todos los escollos administrativos- es parecido; ella y su marido decidieron desescolarizar a sus cuatro hijos -hoy de 15, 13, 11 y 8 años- hace casi cuatro, cuando no podían elegir el colegio que querían para todos ni compaginar horarios.

“Aunque lo de la educación en casa lo habíamos contemplado desde que eran pequeños nunca nos habíamos atrevido, pero esta situación nos hizo empezar a educar en casa”, cuenta a ALBA.
Y, una vez lanzados, destrozaron otro de los mitos que rodea al homeschooling. “No es cierto que los niños educados en casa estén entre cuatro paredes; se relacionan con todo tipo de gente y de todas las nacionalidades”. Y es que sus cuatro hijos -encantados con su nueva vida- practican las materias de letras con su madre y las de ciencias con su padre. Esto de 9 a 12, “o de 9.30 a 12.30, no tenemos un horario estricto”. Dedican las tardes a hacer actividades: música, clases de alemán y francés - “ya hablan perfectamente el español, el inglés y el euskera” - , van a la piscina y al fútbol y todos van a un club de la iglesia con otros niños. Los dos mayores, además, tocan en una banda de música.

¿Y amigos? “Tienen amigos igual que el resto de los niños, aunque cada uno con su carácter; una de mis hijas, por ejemplo, fue al colegio hasta 3º de Primaria y su carácter era tímido, retraído, callado… No por ir al cole era más sociable, al contrario, se hizo más sociable cuando salió”, explica Ketty, miembro de la Asociación por la Libre Educación (ALE).

Al igual que muchas otras familias de homeschoolers, Ketty y su marido utilizan el temario de los libros de texto como referencia. Otras corrientes de educación en casa defienden, sin embargo, una enseñanza mucho más espontánea y libre.

Restando croquetas

Son los casos de Sibila y Laura. La primera asegura que no aplica ningún método de enseñanza con sus dos hijos. “Desde que nacieron voy con ellos a todos lados y ellos aprenden lo que quieran aprender cuando quieran aprenderlo. Las enseñanzas no son individuales, van en bloque”, explica en la página web de ALE.

Laura, por su parte, asegura a ALBA que para educar a su hijo de cinco años emplea “la vida misma. Al principio utilicé un programa de matemáticas que dio un resultado increíble, pero ahora le enseño a restar contando las croquetas que faltan del plato, por ejemplo. Es imposible no aprender muchísimas cosas a lo largo del día”, asegura esta madre que optó por el homeschooling después de que su hijo se escapara del colegio con apenas 3 años.

“Lo llevo al supermercado, al banco y él ve que no te comportas igual en el súper que en el parque, y aprende; creo que eso es más importante que estar todo el tiempo con gente de su edad; además, va por las tardes a karate y baloncesto y pasa tiempo con otros niños”, explica al preguntarle sobre la famosa socialización.